Iglesia de El Vellón
La iglesia parroquial de la Asunción es obra de los S.XV-XVI en mampostería con sillares de refuerzo en las esquinas y en los contrafuertes del ábside que es de forma pentagonal. Sobre la fachada este, con portada de arco apuntado, se eleva una espadaña con tres vanos de medio punto para las campanas que se remata en frontón triangular. El interior consta de dos naves separadas por arcos de medio punto sobre pilares, estando cubierta la nave central por armadura de madera con tirantes. La capilla mayor y la sacristía están cubiertas con bóvedas de crucería, sencillamente nervada la primera y con terceletes la segunda. Lo más significativo es la portada sur del templo, actualmente cegada y formando parte de las dependencias parroquiales, que forma un bello conjunto plateresco de influencia toledana del S.XVI.
Los Patronos del núcleo de El Vellón, y a quienes van dedicadas las dos Procesiones principales celebradas a lo largo del año, son San Blas y La Virgen del Rosario.
Iglesia de El Espartal
Iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Concepción, que data de principios del siglo XX. Sus obras de construcción comenzaron en el año 1922 y finalizaron en 1927.
Consta de una sola nave rectangular cubierta a dos aguas de par e hilera con tirantes y rematada por un ábside poligonal de mayor altura. En su interior conserva una pila bautismal del S.XVI probablemente de la primitiva ermita de la Consolación, origen de la actual iglesia.
Los Patronos del núcleo de El Espartal, y a quienes van dedicadas las dos Procesiones principales celebradas a lo largo del año, son San José y La Virgen del Pilar.
Picota de El Vellón
En su casco urbano, en la plaza de la Picota, se alza una cruz sobre esbelta columna monolítica que ciertos autores no dudan en calificar de antigua picota de la villa, donde se ajusticiaba a los reos y delincuentes. Tiene una inscripción que reza: “esta obra mandó hacer el honrado Pedro de Frías que Dios haya en el año de 1552”y aunque El Vellón no se hizo villa hasta 1564, el capitel y la cruz parecen haber sido añadidos más tarde a la columna y pedestal que podrían ser efectivamente restos de la antigua picota.
Ermita de San Blas
Es una pequeña ermita, ubicada en el camino del mismo nombre, que sale de la carretera M-129 que une los municipios de El Vellón y Torrelaguna.
De planta cuadrada y cubierta a cuatro aguas, posee también un porche compuesto por un pequeño tejado al que sujetan dos columnas de piedra. Fue reformada en el año 1990.
En ella se encuentra la imagen de San Blas, Patrono del pueblo, desde el mes de Mayo hasta el mes de Febrero, y en la explanada del campo que rodea la Ermita se celebra la tradicional Romería del Pan y Queso, el Domingo anterior a la Fiesta de la Ascensión.
Atalaya Árabe de El Vellón
Ubicada a medio camino entre El Vellón y El Espartal, junto a la carretera M-122 que une dichos núcleos urbanos. De origen musulmán, su construcción puede datarse en el Siglo IX, y formaba parte de una importante red de defensa de la Marca Media o frontera norte del Reino de Toledo.
Es una construcción de mampostería de planta circular y volumen cilíndrico de algo más de 6 m. de diámetro y 9 m. de altura. El grosor de sus muros es de algo más de 1 m. y la puerta de acceso, adintelada, está a más de 2,50 m. de altura.
Está declarada bien de interés cultural, junto a las Atalayas de Venturada, Torrelaguna y El Berrueco.
Los Quebraones
Es el lugar con el paisaje más reconocible de El Vellón y constituye la principal rareza y belleza geológica del Término Municipal. Se encuentra situado en la parte noreste del mismo, y se puede acceder desde la carretera M-129.
Es un paraje calizo, con piedras de gran tamaño adoptando formas caprichosas (la más conocida es una denominada “la catedral”), cubierto de hiedras y otra abundante vegetación. Ya en el Siglo XVIII, este paraje era descrito así: “Se advierten unas grandes quebradas de piedra, formidables a la vista, que parecen una erupción del aire tras algún terremoto”.
Cueva de la Mora
Es una gruta natural situada al norte del Término Municipal, en el Paraje conocido como Los Taberneros, que pudiera tener varios kilómetros de longitud aún inexplorados, y cuya entrada es una pequeña oquedad de acceso casi imposible. Asociada a la Cueva de la Mora existe la leyenda de que allí habitaba una hermosa mora, que salía todas las mañanas a peinarse sus dorados cabellos con un peine de oro, sentándose en el “Balcón de la Mora”. Un buen día pasó por allí un pastor y tras saludarle le preguntó: ¿qué te gusta más el peine o la peinadora?; El pastor contestó que el peine, y la mora, muy indignada, se metió en su cueva jurando que nunca más la volverían a ver. Y así fue, pues desde entonces nunca más se la vio.